sábado, 20 de agosto de 2011

Red Wine


La demencia que se apodera de este ciclo de despedidas y desventuras, de añoranzas y canciones de memoria imborrable. Arrincono los deseos para que se añejen y cubran de polvo, como hice con el corazón hace unos años ya. Y el corazón reposa añejándose y empolvándose en ese oscuro rincón... Recuerdo que en ese momento me desprendí de él y lo abandone en esa orilla. Como un buen vino, espero que un día alguien saque de las sombras esa reliquia, cosecha de hace tantos años y beba de ese vino de mi corazón que es mi sangre, gustosa, sabiendo que se lleva a los labios mi vida toda para bebérsela embriagándose de mi, sintiendo es éter de mi, los taninos de mi alma, de todo eso que me define y conforma, apreciando los colores de mis cavernas, la mezcla y maridaje de mis dolores y las noches de lágrimas y conciencia...

De nuevo el fin del ciclo, de nuevo los ánimos renovados para intentar este inicio con nuevos latidos, de nuevo los viejos fantasmas y la sal en las mejillas. De nuevo el tinto para aliviar y socavar el alma herida de las esquirlas de esas vueltas en explosiones de euforia. De nuevo la noche y el camino... La noche y el camino...

¿Romperé los mitos que arrastra mi corazón, le diré que rompa la botella que lo contiene? Una noche de estas, cualquiera que sea, cuanto antes mejor, regaré el contenido de ese frasco latente y tibio que abandoné en un rincón algunos años ya... Dejaré correr el vino de sus vivencias y dolores, de sus alegrías y sabores, dejaré que se derrame por los suelos para bañar tus pies y decirte en mi lenguaje que aún cuando mi corazón se empolva y añeja, hay algo que no sabes, que siento, que vivo, que me conduzco por mis pasiones de vez en cuando y es ahí donde mejor puedes encontrarme. Dejaré correr el contenido de mis sentidos para que te sirvas en la copa que te plazca: la del placer o la del desprecio, la de la dulzura o la de amargura. Que te sirvas de lo que llevo dentro y conozcas este nuevo sabor, que tu paladar de niña se transforme y aprecie los sabores viejos, resquebrajados, que cuentan historias, que te dicen algo... Que te embriagues de todo lo que llevo dentro y nunca me atrevo a destapar...

Una noche brindaremos por nosotros, aunque ahora no lo sepas. Una noche brindaremos por los otros, aunque por ahora no sepamos perdonarlos. Una noche destaparemos esos corazones y la cruda nos durará toda la vida porque al despertar con el sol de frente y en la cara, sabremos que todo tiempo ya es pasado, y que los recuerdos no vuelven y que las historias que se cuenten, tendrán que ser con otro vino, con otro añejo, con los taninos de lo nuevo, que vendrán de cosechas nuevas, que desde ahora tenemos que dejar el corazón abandonado en un rincón para que se cubra de polvo y lo bebamos después, en esos años que se nos vienen encima... Que el corazón que destaparemos ya no será este ni parecido a cualquiera, porque este corazón se habrá en esa noche vaciado... Sólo me pregunto que harás con la botella... Porque tengo temor de que quieras romperla.

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