lunes, 12 de septiembre de 2011

Killing Joke - Love Like Blood

Quizás... No sé...


Me mire la manos en medio de la noche. Me mire este fondo abismal dentro y quise rellenar el hueco con arena. No encontré mas que cascajo. Lo peor es que entre esos restos de desperdicio provenientes de mi construcción, aparece revolcado en vidrios y piedras mi corazón, harto de lo mismo siempre, harto de asomarse para recibir una bofetada, harto de salir para acabar en el bote de la basura... Ver ese resto de mi, que también perteneció a mi, a mi cuerpo, a mis restos que aún son mortales es desear al mismo tiempo no querer verle mas y de una vez por todas, darle sepultura. Porque en mi corazón es donde posiblemente esté yo. Yo más completo, mas entero, mas en mis propios humores y destilaciones. Con el resto de aquello que quede de mi, no me importa mucho lo que se haga, si quieren, dejen al aire y al polvo expuestos mis huesos y lo que resta.

Alguna vez salí a probarme suerte, a decirme que es posible lo que quiero, que allá debería haber algo semejante a esto que siempre siento. Con esas revolturas en el corazón, como soldado que sale silbando camino a la guerra entusiasmado sin saber lo que es la guerra, me fui y me afile la mirada, envolví ese pedazo de carne latente con todo lo que tenía que siempre ha sido mucha suerte. Ahora los restos. Ahora las batallas perdidas y las botas gastadas. Ahora las cicatrices y las marcas, ahora envuelvo el corazón en una capa de tierra y vidrios estallados. Me quedan menos muelas, menos risa, menos piel, menos cabello, menos llanto, menos ganas. Me queda menos fuerza, también. Queda menos de mí. Y estos restos que no puedo sepultar.

Una noche me miro de nuevo las manos vacías y hago que mi corazón camine cabizbajo y rendido a su tierra que es mi cuerpo, por que esa guerra ya no es nuestra guerra, porque estamos con un aliado que se ha rendido. Y revolcado de sus días atrincherado en tu carne, regresa. Derruido. Silencioso. Opacado. Con la mirada mas perdida que la ultima vez.

Mirando ese abismal vacío, doy una fatal bienvenida a mi corazón. No tiene nada que decirme. No tengo nada que decirle. Nos miramos y nos entendemos. No lloramos porque es ya demasiado para unas gotas y nunca el llanto sirve para nada.

Cuando vuelva a abrir los ojos, miraré mis manos vacías y en el amanecer de este día sabré que ya te has ido. Sembraré las flores que usaré en este funeral y usaré un machete para liberarnos de las yerbas: yerbas que crecen en un deseo viejo, yerbas que destruyen el jardín y el futuro de un adolescente, yerbas que convierten cualquier corazón en sangre, piel, grasa y carne de desecho. Me quitaré la ropa sucia de tantos días fuera que no sirvieron para nada. Me quitaré los zapatos llenos de cansancio para descansar un poco los ojos, para cerrar el alma de nuevo tras ese muro del que me asomé para cometer de nuevo el mismo error... La misma piedra se me presenta en sueños una y otra vez y mi corazón no sabe el truco para brincarla. Me encerraré en esta música que nunca es alegre, pero que me calma las ganas de salir corriendo tras de ti porque siempre me dice como es la realidad. Cuando vuelva a abrir mis ojos al amanecer para ver mis manos vacías, abrazaré a mis padres aguantando el llanto porque habrá un día que por mas que quiera no podré dibujar su rostro en mi memoria y aparecerán borrosos. Entonces lloraré.

Cuando despierte con las manos vacías, procuraré no soñar que todo es posible, que lo que escucho no es nunca la realidad, sino deseos jamás logrados, anhelos de algo que nunca sucederá. Veré la cara de mi suerte y le diré que haga de mí lo que quiera pero que no me deje vivir tanto por ese tanto que no quiero ver. Tenderé la cama, ahogaré los fantasmas en el café del desayuno y te veré desaparecer.

Cuando te vayas, cierra la puerta tras de ti, porque me quitaré los ojos para no ver la oscuridad. Andaré a tientas para enterarme a tiempo que la vida es el vacío. Cuando vuelva a despertar seré menos yo, quizás, no sé. A la mejor ya no estén mis recuerdos. A la mejor he perdido uno o más sueños, como he perdido un tumor esta noche que fui a buscar tu voz y me encontré con tus inhóspitas decisiones y me sacaste como podredumbre que era parte de tí.

Al paso que voy, para cuando vuelva a ver mis manos vacías, seré un pequeño tumor en vías de ser extirpado. Volveré a las barbas de mi soledad como un hijo pródigo dado al traste, quizás, no sé.

martes, 6 de septiembre de 2011

Lake of Tears - To Blossom Blue

With Broken Arms


Eramos unos desquiciados por el dolor y las heridas de las podridas trincheras de la vida, esa es la verdad. Eramos a quienes el deseo siempre pisaba los talones, sin alcanzarnos jamás. Eramos muchas cosas antes de nosotros mismos. Nosotros mismos agotados, grises de lluvia y demasiados recuerdos. Nosotros mismos opacados por el tiempo, el espacio, las tareas y los amaneceres siempre demasiado tempranos, por las noches que nunca alcanzan y por los días demasiado largos. Eramos y fuimos, obligados por esto que ahora se tiñe de hastío, de incertidumbre, de adióses demasiado tempranos, de no saber que decir y callar con una espina atravezada en la garganta y una mas grande en el corazón.

Eramos inauditos, inaccesibles y perniciosos. Eramos y fuimos. Eramos demasiado para ambos, para el uno y para el otro. Agotamos en ese existir la poca sangre, última sangre, que nos quedaba. De alguna manera algo se fue coagulando y deteniendo, perdiendo velocidad y ya no siento que corras por mi sangre.

Eramos dos suicidas gotas cayendo a muchos vacíos, en esta hemorragia imparable de mi sangre que corre hacia ti, escapando. Al final, lo único que corre siempre es la sangre, al final, siempre hay lágrimas y un pesado nudo en la garganta. Siempre este polvo que te cubre de gris marea Atlántica y un morado de nostalgia. Eramos una reunión de un Agosto cualquiera que tenia entre sus manos el cuello de nuestro amor y respeto para asfixiarlo, para repetir la canción del Legionario: "Ven, dulce muerte... Ven" y continuamos después rezando. Y llorando llega el sueño, con la humedad de nuestras lágrimas agazapada en la almohada sentimos que escapa el calor de nuestras necesidades y sentimos que somos héroes demasiado grandes para estas pequeñas victorias. Insignificantes siempre victorias.

Eramos el uno para el otro. Fuimos el uno para si mismo y se congelaron fuera de nuestros corazones aquello que aseguramos que pasaría. Fuimos espíritus que nos habitamos mutuamente. Fantasmas dentro de un árbol seco y guarida de búhos y parvadas de desiluciones. Eramos todo lo que teníamos y fuimos insuficientes. Eramos nuestra segunda oportunidad y fuimos primerizos inexpertos. Y la sangre ya no corre, la sangre que también se cansa. La sangre que ya no viene a nosotros para arder en llamas al vernos... Eramos todo lo que teníamos. Eramos una flor que tuvo siempre el tallo cortado. Eramos todo lo que teníamos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Autumn Tears- They Watch With Closed Eyes

The Blind


Descendiendo en la carne. Descendiendo en sus oscuridades, sus graníticas resoluciones de la sangre que coagula pronto mis intrusos sueños nacidos por mi espíritu, atacados por mi cuerpo como su mordaz reacción a acabar con lo extraño. Mi carne que se cuece en los ardores de la fe quebrantada y la desilusión aterrizada. Mi carne que se retuerce cuando las puntas de mis anhelos desean sanarme. Mi carne. Descendiendo en mi carne me encuentro con los nueve paisajes circulares de Virgilio que se muestran cada noche frente a mi, fulgurantes, impecables. Mi carne que se mezcla con mi sangre, mi sangre que es el medio camino de la vida. La vorágine de mis entrañas no ha podido nunca acabar con la vorágine de mi espíritu, y como monstruo marino de dos cabezas, luchan sempiternamente por uno a otro a devorarse. ¿Que visión representa en el otoño mi espíritu arrancando trozos a mordidas de mi cuerpo? ¿Sosteniendo mi materia entre sus fauces? ¿Que clase de veneno para los ojos se libera cuando mi cuerpo niega alimento a mi espíritu y lo encadena a sus perversas voluntades? Y veo mi espíritu colgando, en jirones de las dentadas fauces de mi cuerpo mientras con la siniestra garra le arranca las ganas de seguir adelante... Debo estar ciego para soportar estas avernales visiones, estas tortuosas gravedades.

Cuerpo y espíritu, desgarrandose entre ellos, Caín y Abel liberados a su frenesí de sangre, descienden por la puerta del infierno donde la balsa los espera en los torrentes que conduce por sus ríos mi sangre. Mi sangre... Mi sangre, Aqueronte de mi transcurrir pausado sin sombras detrás ni delante de mi para guiarme. Sin reflejos, sin recuerdos.

Por ahora, se abre ante mi un panorama que me estrella la mirada... Una abismo tan profundo que mi vista se va al fondo y no regresa para contarme lo que ha visto... Así, sin visión ya, permanezco en el este limbo, donde Virgilio apiadado de mi me tiende un poco, levemente, su mano. No hay manos que me alcancen para asirme de ellas y salir, volver a la fe, volver a la tina bautismal de la que fui arrojado por dudar. Se me niega volver a ver aquello que me redime a diario, que me recuerda en su rostro, el rostro de mi creador y su misericordia. Tuve de nuevo fe y ahora, ciego, permanezco en este limbo. Sin cielo ni llamas, una espera eterna simplemente por ser desarraigado de una fe.

Se me ofrece mi propia carne como alimento y manjar que habrá de apaciguar todas mis hambres. Mi propia sangre como embriagante bebida que habrá de apagar mi sed toda. Con la venda en mis ojos, esperando que mi visión regrese de ese oscuro y brutal abismo, ciego, espero masticando y sorbiendo, escuchando estruendos y tremores de mi carne que no alcanza a saber que sucede alrededor.

Entre el caos, distingo la voz de Lucano, Electra, Antifonte, Antígona, Deifile, Argia, Ismene, Hipsípila, Manto... Aún no escucho a Minos, así es como mi carne y mi espíritu uno a uno se devoran, pero no se vencen. Aún debe haber alguna luz donde mi ceguera no cubre tramo. Aún está prometido el sueño de Rifeo para volver a las ascensiones que traerán a mis cuencas vacías, claridades.

Descendiendo en la carne, los nueve círculos se abren. Te asomas a todas las fosas. Los oscuros y turbios ríos de sangre, incalculables. Sordas visiones que no alcanza la eternidad para comprender... Fluye ciego mi espíritu a través de mi carne, como el calor que habrá la noche en que entre tu cuerpo, se derrita mi sangre... Y ciego, descienda por cada uno de los abismales paisajes que cautivadores, inigualables, implacables, a mi ciega visión se ofrecen, siempre, incalculables...

Stoa - I Held The Moon

I Held The Moon


En el eclipse de tus ojos siempre encontraré un diamante que cegará mi alma para siempre. En el negro y blanco de tus ojos siempre estará la luz y la sombra de mis penumbras y claridades, que me cuentan de fantásticos seres que se despeñan a lo lejos, en los linderos de tu crueldad, que me recuerdan el no orillarme demasiado hasta correr el riesgo de flotar sin mi gravedad. En los eclipses de tus ojos siempre hay estrellas que desaparecen, soles que se extinguen y mundos que implotan cuando se ha secado su corazón. Un agujero negro nace cada vez que me miras desde la memoria que guardo de cuando te conocí, de cuando envuelta en bocanadas de lluvia apareciste impermeable, exhausta de esperar y de soñar y te diste cuenta que estas más en lo alto que yo.

Entre las risas de la noche y los cantos, entre gotas golpeando nuestros sueños y nuestros deseos, con la media noche escotada en tu pecho y las madrugadas contenidas en mis manos para ti, para llenarte de caricias y de besos, una luna creció aquí dentro, y nos contó de cuando nosotros, como semi dioses incalculables, peleábamos contra nuestros propios demonios, y creamos un mar de sal, y uno de fuego. Un mar de agua y uno de arena. Quisimos destrozar nuestros dolores en un océano de leche solo para nosotros dos, quise tomar del fondo de tus mares las hierbas de tus tristezas y anhelos, de tus deseos todos y de tus secretos completos, para batir el mar.

En nuestro anhelado espacio aparecen de vez en cuando seres que emergen de los mares de nuestras miradas, letras y palabras. Olas que nos calman o sozobran las dudas y las certezas, nuestras fortalezas y cada una de las debilidades. De vez en cuando de nuestras gargantas un sabor amargo nace y nos invade las esperanzas, de esas gotas bebe y se vuelve peligrosa una serpiente roja que nos envuelve tratando de asfixiarnos, y un escorpión azul que nos mira levantando la cola. Otras veces aparece un buen trago de leche y miel que nos embelesa en envoltorios y abrazos sintiéndonos con toda nuestra piel, que nos alimenta el cansancio del día con nuestros alimentos de las noches. Unas veces, las menos, baja una mano del cielo y nos da a beber de los vinos que permanecen en las cavas de nuestras estrellas, añejados en tiempo luz, vino que nos hace mirarnos con este deseo que ya no sabemos contener y siempre, cada noche y cada amanecer, mi deseo me empuja a embriagarme bebiendo de ti. Siempre de ti...

Aparece de vez en cuando dentro de ti un árbol que con su aroma me transporta fuera de todos los mundos. El aroma de saber que estas cerca de mí.

Aparece siempre la Luna para rodearnos y calmarnos, y de vez en cuando la acompaña una mansa lluvia.

En el eclipse de tus ojos siempre encontraré ese diamante que cegará mi alma para siempre. Y en sus reflejos encuentro siempre este dolor de saber que un día podría perderte, verte desaparecer tras las nubes de la memoria, verte ensombrecer y claudicar de mis batallas a tu lado y no tenerte mas, en el negro cielo sin estrellas de mi alma, en la bóveda que te resguarda para mi, para que seas mía como única existencia que me liga a la realidad y al mundo, que me diga a mi mismo que soy real porque existes y te siento y te veo y te grito, ensordecedoramente en silencio, que no se que he hecho y me ves navegar en mis negras plumas bajo tu luz cada noche en el lago silencioso de tu ausencia que me duele, que me arranca la sangre a través de dolorosas bocanadas de silencio...

Tenía la Luna en la luz de mi mirada. Tenía la Luna en la punta de los dedos y sentía que podía tocarla, arrancarle los bocados de Calvino para saber de que esta hecha tu luz y tu polvo. Navegar de cabeza al mundo sobre tus mares atrapado por tu gravedad, saber con certeza que no me dejarías caer, que podía aferrarme a tus redes, a tus resguardos, que a este mundo nunca de nuevo me dejarías volver porque había llegado hasta ti, imprimiendo en tu piel la huella de mi que no habría de borrarse jamás...

Yo tenía la Luna y sentí tocarla, sentí su rostro en mis manos y tu piel en sus suaves arenas. En sus eclipses veía el amor de tu mirada, el calor que tu cuerpo desprendía bajo los mantos de la noche para mi. Yo tenía la Luna para perderme por las noches con tu luz por todos lados sin ahogarme, sin confundirme dentro de ti por tus calles y tus laberintos. Yo tenía la Luna en mi mente como tótem para siempre regresar de los malos sueños... Yo tenía hacia donde dirigir la mirada por mis noches, en cualquier parte de este mundo sabiendo que estarías ahí, para cubrirme cuando mis fuerzas menguaron, para celebrar conmigo cuando mi corazón se llenara, para hacer de mis antiguas cicatrices, crecientes sanaciones... Yo tenía la Luna. Una Luna que desde el fondo de este oscuro lago que me ahoga, no puedo encontrar. Una Luna que no puede transpasar la barrera de estas aguas nocturnas y brilla en sus superficies, buscándome sin saber que yace en el oscuro fondo mi cuerpo, que poco a poco el sedimento de tu ausencia terminará por cubrirme y desaparecerme... Arriba quedarás tu, brillando... Brillando.

Martin Gore - Compulsion

Broken Skin


Es extraño darte cuenta de como tu boca se seca, tu cuerpo se acostumbra a su ausencia, tu mente a la sequía y tus necesidades se reducen conforme avanzan los días. Simplemente como la serpiente, te retiras de esa piel que ya no puede contenerte mas, porque haz crecido... Se supone que haz crecido, aunque sabes que el crecimiento es una utopía fundada en tu fe. Y tu onírico corazón se acostumbra también a tus pasos en silencio, a que ya no lleva dentro ese estruendo de cuando el mar se rompe en la tierra estrellándose, de cuando la luz del cielo se conecta con el agua y violentos incendian sus ramas, las ramas y raíces de tu corazón recién enterrado cerca de ninguna parte.

De tu corazón, se desprenden gajos. De tus necesidades, costras. Guardas silencio y platicáis con algo que hace mucho llevas dentro y que sólo tu y aquello comprenden. Por eso guardas silencio y callas y escuchas aunque sea extraño darte cuenta de como todo resbala cuando vistes tus deseos con un impermeable amarillo que resalta en los grises paisajes de tus derrotas.

¿Que si tus ojos se proyectan a un horizonte que nadie mas que tu vislumbras? Sí.
¿Que si puedes amarrar alguno que otro sueño para poder respirar por las noches? Sí.
¿Que si puedes dar media vuelta con indiferencia, con frialdad, con estupor? Sí.
¿Que puedes dejar que las cosas simplemente sucedan? Sí. Y no eres el primero.

Simplemente pones un pie delante de otro y estas avanzando, mudándote de ti mismo, de las ruinas que te construiste para pensar mejor y sabes que simplemente sucederá.

Es extraño darte cuenta de que tus estados se van ligando a tus pies que te llevan, que te sacan de donde estés y más extraño aún es que las cosas simplemente suceden, con la sequedad de tu boca, con la extraña sensación de que tu cuerpo se acostumbra a todo, incluso a su ausencia y ya no te arde una llama en los ojos, porque la han terminado por apagar tantas lluvias en tu vida. Es extraño que muchas cosas rotas ya no te duelan más.

Diary Of Dreams - Tears Of Laughter

La Sangre De Las Gotas.


Una tras otra las gotas se precipitan en vanos suicidios, en absurdas caídas al suelo... Y los días se van opacando. Algo aquí dentro va perdiendo su lucidez. Las sombras mojadas se alargan y brillan con las amarillentas luces callejeras, que siempre son baratas, escasas, dispersas. Cuando al atardecer comienzan a prenderse, sabes que de un momento a otro la soledad, tu soledad, te golpeará desprevenido en el rostro. La bofetada de la soledad al atardecer es amarga.

Y una tras otra, en suicidio y soledad, las gotas escurren por los muros, aquellas gotas que cobardes prefieren la desaparición lenta del embarramiento al pequeño estruendo de aplastamiento por gravedad. La sangre de las gotas bañando las melancolías del mundo, la sangre de las gotas que brilla en los adosados caminos y forma charcos donde pequeños, brincamos... ¿Cuántos barcos de papel no han navegado y se han remojado hasta hundirse y des doblarse en la sangre de las gotas? Escurre la ciudad de todos sus muros, de todos sus abandonos, escurren las ropas que se tornan pesadas, demasiado pesadas. Se vuelve la vista una borrasca, se mezclan y confunden la sangre de las gotas y tus lágrimas.

En noches como esta, no existe un lugar que te quite este dolor, ni este abandono a tu alma, ni esta pesada soledad y densa tristeza. Fumas en la ventana y eso es un cuchillo que se clava, que se tuerce y te escarba. Quisieras dormir para no padecer estos momentos, quisieras poder tener alguien a quien ver a los ojos y ya todo lo conozca, porque en esa mirada se lo habrás contado. Quisieras poder llorar sobre ella y secar todas estas sangres de las gotas que te han contaminado por dentro, hasta quedar seco para volver a empezar. Quisieras poder empezar sin estas gotas que no paran de suicidarse y escurrirse y aplastarse y quejarse y arrojarse y desgraciarse y desangrarse... Quisieras poder contarle esto a alguien. Pero cuando las gotas se arrojan al vacío, todos corren, nadie escucha a nadie... Y solo caminas y piensas y sientes y tus lágrimas se mezclan y confunden con la sangre de las gotas, porque cuando mueren, nadie quiere a nadie.

Nenia C'alladhan - Sternblumennacht

Licht


Afuera llueve... Afuera siempre llueve. Y Si bajo la mirada de las hojas, llorando nos reconocemos, en noches cualquiera que se graban a fuego en nuestra piel. Si bajo la lluvia nuestra piel se evapora y nos desvanecemos entrelazados. Si bailamos hasta el amanecer...

Baila para mi tu belleza con la silenciosa muerte de un ardiente violín, lleno de sonidos sin voz. Baila para mí a través del pánico de perderte hasta que vuelva a sentir la seguridad de tus candados, levantando la mirada de mi alma que cayó una vez al suelo para no ver el cielo de nuevo jamás. Baila, hasta que se termine el amor.

En medio de cada noche de oscuridad, déjame ver tu belleza cuando los testigos se hayan marchado para estar en ti. Déjame sentirte y moverte como lo hicimos siempre, antes de que nos absorbiera esta razón, muéstrame lentamente lo único que conozco, los mismos limites de mi. Baila hasta que caiga rendido el amor.

Baila sobre la cera derretida, como la débil luz de la vela que lucha contra esta oscuridad que la encierra, arrójame una palabra que sea como una llama lanzada al viento que pueda atrapar... Hay noches que los sentimientos pasan frente a nosotros sin verlos y se pierden en la oscuridad. Silencio... Lamernos las heridas, buscar alguna luz en nuestras miradas... Pero siempre la soledad que sigue al silencio.

Con la llegada de cada noche, mi silueta se convierte en parte de la oscuridad, y es siempre la fe quien me devuelve cuando creo adivinar en alguna profundidad de mi anhelo tu silueta. Siempre regreso para darte mi cuerpo. Hay noches que no reconozco tus ojos en la oscuridad. No hay más bailes que el tuyo ardiendo frente al viento, que la llama de tu voz quemando mi alma en la soledad. Sin tu rostro en mis manos, ya no hay luz, ni calidez. Mi cuerpo es atrapado por el hielo, siempre crédulo de que al amanecer llegará el sol.

Baila para mí los dolores y las penas, las cosas que no entiendo aún de ti. Baila como una frágil vela para creer que te puedo dejar de ver si soplo solo un poco mas cerca. Baila como esta llama que apagaré al salir para dejar, de nuevo, oscuridad tras de mi...

Delerium - Silence

Silence


En medio de las noches, con los sueños ocultos en sonrisas pardas y la demasiada luz de la media luna, descubro un hueco que no se llena, un hueco que se oculta aquí dentro y que con el paso de los años, se vuelve mas huidizo, mas invisible. Ese hueco que me asalta una noche cualquiera brotando tan de repente siempre, poniéndome de este modo siempre. Borrando mi sonrisa siempre. Dejándome esta sensación de vació siempre.

Basta una canción, el dejo de mis manos sobre la noche, un brillo rojo de cigarro que arde encendiendo oscuridades, basta que tengas que callar porque no te entiende... Basta que el silencio arrastre todo lo que sientes llevándoselo para siempre.

Al pie de las cortinas de mi mirada es que caigo en esta hondonada del silencio, de las cosas que callo irremediablemente siempre, de aquello que solo yo parece que veo claramente y que tiene su dimensión exacta dentro de mi. Cuando dejo escapar apenas una silueta de su imagen, la silueta se recorta y no es aquello que deseaba mostrarte. Es entonces cuando sé que es en noches como esta el momento en que sabes de tu lejanía de las realidades ajenas, de todo aquello que jamás podré explicarte y siempre, siempre es sólo una canción quien me acompaña... Siempre irremediablemente.

Silencio es este hueco de todas las cosas que no se como mostrarte, de todas esas cosas que escapan de tus percepciones y realidades. La empatía de los días con las noches no se suceden en cadena y los eslabones de mis tristezas se riegan y se pierden. Y este hueco surge para querer tragarme. Es un silencioso hueco que no se como mostrarte y de poder verlo, en tu imaginación al menos, el horror quedaría plasmado en tus sueños, deseos y miradas. Porque cuando me inunda este silencio, no sabes como sujetarme...

Buckethead - Electric Tears

Electric Tears


No existe razón para una gota que se pierde en océanos de llanto, ni mendrugos de felicidad por limosnear a la vida. Con lo roto de la noche basta, con lo descompuesto de la sangre es suficiente, con los crujidos incesantes de la maldita memoria hay que darse por bien servido.

Cuando las manos que abres para dar se quedan vacías un solo día, sabes que estas solo en medio de la nada, que no hay otra mano que llene tu mano, ni ojos que levanten tu mirada por hoy. Sabes que siempre das, porque nada necesitas, hasta quedarte vacío y ese día, vives vacío, porque no hay calores que te llenen, porque no hay verdades que sacien tu inmensa sed de infinito. Porque tendrás que levantar del piso y revolcado en polvo tu corazón, para calzarlo de nuevo y hecharlo a latir. Porque siempre tienes que salir adelante por ti mismo, porque el día que tus manos se vacían, no hay mano que llene tus manos ni ojos que levanten tu mirada... Y sabes que beberás tus lágrimas solo.

Sólo quedan para ti los de siempre: Sonidos ruinosos, lágrimas eléctricas que alumbran tus rincones.

Y así, vas apagando las luces... poco a poco, antes de dormir...

Chris Isaak - Wicked Game

Nobody Loves No One


Tras la cortina de la noche se reflejan tus miradas, brillos que me pierden como aquella estrella, conducto de los navegantes y que a mi me hace encallar en siempre tus bahías. Marinero Atlántico, templado a las grisáceas mareas, a las tormentas de grandes olas, a las saladas aguas congeladas que mantienen en hipotermia mi corazón, llego a tus costas con calidades que me derriten la memoria, donde hay mas alimentos que mis acostumbrados sueños de sardinas.

Dejé atrás las anclas para soltarme las amarras de esta vida que me tiene sujeto con grilletes de imposibilidades, las de todos, las de siempre. Pirata que aborda un barco que ya se hunde, viejo de ilusiones que no son ya posibles. Ajado mi rostro por las horas descubierto al sol, con el corazón resguardado en aquellas galeras como esclavo que venderé al llegar a puerto, esperando que no muera en este y cada viaje, le arrojo los desperdicios que yo no como, lo veo con desdén y con codicia y mi corazón me muestra sus labios blancos de resequedad, reventados por la sed del agua que ya mas no habrá de beber. Mi corazón, enfermo de escorbuto insanable. Insarnable memoria mía que no se desprende de sus costras...

Así, libero en tus aguas mi carga, en tus Pacíficas costas que me reciben cada noche, con otros climas, con otras bondades. Océanos que no esperaba descubrir, noche a noche tu estrella me guia hacía ti, de vuelta, de vuelta, siempre de vuelta. Siempre de vuelta.

Tras la cortina de la noche te tomo, desembarco en ti y beso las arenas que me reciben en tu garganta, veo los brillos de las Lunas con que sueñas, si, en tu mirada. Me amarro el alma a tus manos para que mi barca no escape y pueda zarpar mañana. Aquel esclavo que me mira receloso, odiándome porque me deleito en ti, en las nuevas Españas blancuras de tu carne y no le permito descender para igual que yo, maravillarse... Porque no tengo corazón para dejar que mi corazón te pruebe? Porque al amanecer no tendría suficientes fuerzas para arrastrarlo de nuevo a la oscura galera y colocarle los grilletes. Porque sé que lo dejaría escapar descalzo para que corra por todas tus islas y que comience a poblarte... Como no me atrevo a poblarte yo.

Ataraxia - Aperlae (Live in Portugal)

Shipwreck


Construyo esta nave en la inmensidad de las noches, cada noche. Láminas de plata, luz de luna acerada, unidas con la chispeante soldadura de las estrellas. La construyo para navegar en tus ojos, en ese tu océano de tempestades que se avecinan en tu mirar… ¿Como lo sé? Porque un relámpago violento se desata cuando se cruzan nuestros ojos fijando en nosotros por más de un segundo nuestro mirar.

Que difícil es el contenerme de hundirme en tus labios, de naufragar en ti. Que ardua labor resistirme a tomarte por completo al contemplarte por segunda ocasión. Un instante que se hunde en medio del ruido y la siempre escasa luz. Hundirme alguna noche de estas en ti… Quiero ese instante de la noche en que mi nave naufrague en tu ser, en tus océanos externos y en tus internos lechos marinos. Quiero ese instante en que dentro de ti decida hundir mi nave que navega sobre ti porque quiero que repose en el sedimento de tu ser.

Una nave que cada noche construyo, para hundirla al amanecer. Una nave sin destino ni pasajeros, solamente yo como el capitán que guía mi necesidad de ti, capitán que decide hundirse con su bote cada noche.

Y con la chispeante soldadura del brillo de las estrellas, veo a corta distancia tu tambaleante caminar y quisiera hundirme junto contigo en esos tus mares que imagino, pero desconozco y necesito. Mares de ti en los que necesito naufragar. Quiero no salir a flote nunca de ti. Hundirme en las sales de tus caricias y necedades hasta cubrirme por completo de las arenas de tu mirada, hasta que tus labios conviertan mis naves en miles de arrecifes de coral, donde se formen playas en las cuales encallen todas las otras naves que intenten adentrarse en ti, las naves que vendrán después de mi, después de que me hunda cada noche en tu ser… En tu ser...

In The Nursery - Woman

The Message


Con el suave mirar de un sueño roto, imagino mis manos cayendo lentamente en las sombras de una noche que se va, arrastrando los pies del ensueño. Arrojando una botella al mar. La lluvia nos ha abandonado y en la resequedad del sol, mi única bebida son las palabras que escapan de tu boca, esa voz que me fascina como si estuviera ciego y en ella encontrara mil colores y destellos... Es la insolación de los crueles desiertos, de arrojar el corazón a los mas oscuros abismos.

Deseos de tu piel, de repetirme en ti, contigo... Contigo hacerme parte de una sombra que no se desvanezca por las noches y que se alargue en las noches de atiborrada Luna como esta... Mi voz que en brillos de sables atraviesa tu carne, que hiere tus lágrimas y le dice a tu corazón que mi corazón no es ya el fuerte de antes, que cauteloso camina por las aceras sin cruzar nunca ninguna calle, dando vueltas por tanto a la misma manzana, sin parar...

No tengo un mensaje esta noche para hacer desembarcar tu sonrisa, y tienes miedo de bajarte a este mi puerto, porque nada hay, y me duele saber que no llegarás... Que a medio camino del desierto o de las olas, regresarás... En complicidad con los signos, temo perderte, por eso el terror a tenerte... Porque recordé que había voces que quería olvidar, consejos de buenos y malos que juegan a ser yo. Porque me quiero acostumbrar a no poseer para no tener que perder...

Olvidé muchas cosas en el camino hacia ti, tiré varias veces mi carga y ahora que llegas, no creo que hayas llegado y prefiero pensar que todo esto es un sueño y que ya estoy muerto. Porque olvidé la lengua materna de mi boca y no tengo con que idioma besarte... Porque recordé que el viaje hacia ti ha sido largo y cargaba con muchas cosas que tuve que ir tirando en el camino, y llego a ti con las manos vacías, y avergonzado, me quiero regresar por todo aquello que yo traía para ti...

Te muestro lo único que me queda que es mi rostro, mi sed de infinito, mi deseo de alunizar en tu sonrisa, mi anhelo por desembarcar en tu fresco cuerpo y besar al llegar a tus tierras, los suelos de todos tus labios... Sólo tu, mujer, eres tierra firme que todos los navegantes esperamos descubrir. Tierra firme donde estoy a salvo de mi mismo y mis mares... A salvo de exprimirme el corazón.

Te invito a navegar conmigo en el mar de la vida para pescar juntos la razón de la existencia a través del fondo de mi alma... un tanto intranquila y sedienta de más...

This Mortal Coil - Song to the Siren "Cocteau Twins"

Soap Life


A veces me gustaría disolverme de mi mismo, ser yo el jabón que en sí lava mis manos y comenzar a desgastarme con el paso del agua, caliente para acelerar esa agonía y proceso que debe ser bastante doloroso y tortuoso. Me imagino la propia disolución entre mis dedos, lavarlos uno a uno hasta que se vayan desgastando mis posibilidades. Primero, que se lleve las uñas, esas uñas que necias se empeñan en crecer y yo más necio aún que ellas, me empeño en cortar continuamente, esos restos de prehistoria que aún sobreviven en mis genes, de cuando estábamos cubiertos por escamas, de cuando me dicen, salimos trabajosamente arrastrándonos del mar para llegar hasta las orillas y encontrar otro mundo que nada se parece a nuestras costumbres.

Creernos más que los peces, remilgar de las algas y las lentitudes, sentir como nuestros brazos se van tornando espuma y se disuelven, ya sin sus puntas, manos que resbalaron tallando nuestros alcances, abandonar las profundidades, dejando de mirar hacia los abismos y colocar la mirada en los cielos, que aún borrosos por nuestros ojos de tiburón se nos presentaban poco claros, poco definidos. Encontrar en los suelos y las superficies otros riesgos, incontables peligros y el sol que nos secaba la piel, que nos escoriaba los labios. Con el sentir de que nuestra jabonosa cabeza también se ha ido deslavando con la lluvia de los años y de los recuerdos sólo nos queda un poco de aroma, de ese aroma limpio de la ropa que se ha secado en el sol. Así comenzamos a guarecernos en las alturas, reptamos por los troncos y ascendimos a las copas de los árboles, al resguardo de sus sombras que nos recordaba esa frescura marítima, ese sonido de olas cuando el viento se colaba por las ramas... Pronto nos aburrimos de las alturas, de los frutos de la imaginación que caía como manzanas demasiado maduras para estrellarse con la dura realidad del suelo para pudrirse. Y sentimos como el pecho se nos va, se resbala en incontables ríos que corrieron por los amores y des amores y nuestro corazón, jabonoso, termina siempre resbalando hacia los desniveles del suelo que siempre, siempre terminan por conducirnos a una cloaca. De ahí, algunos comenzamos a bajarnos de nuevo a tierra firme, otros que se quieren regresar a la mínima provocación. Otros que no se bajaron jamás...

Y ahí vamos, parece que de regreso a donde surgimos, a ahogar nuestros errores y fracasos, sin encontrar el propósito de abandonar nuestros mares y océanos tan antiguamente llenos de certezas y certidumbres. Ahí vamos de regreso después de probar todos los frutos y todas las carnes, después de haber inventado todos los pecados. Con el andar cabizbajo, los latidos pausados y cansados, con los brazos a los costados como las antiguas aletas, con los pulmones llenos de hollín y los polvos de todos nuestros viajes, con la mirada de vuelta nublada, ahora por la melancolía de los mares que inundan nuestros ojos en salados llantos, con las ropas gastadas y en redes que ya no sostienen ningún viento que con nuestras velas izadas nos lleve... Ahí vamos... Ahí de regreso vamos.

Quizás la alegría vuelva un poco a nuestras esperanzas cuando al borde de la tierra nos moje los pies el pausado respirar de los mares, cuando ya disueltos de pies a cabeza, veamos desaparecer nuestros pies confundiéndose con la espuma de las olas... Nunca sabemos donde comienza la marea y donde terminan nuestros pasos.

Al final, creo que tarde o temprano todos terminaremos en el fondo del mar.