lunes, 5 de septiembre de 2011

Nobody Loves No One


Tras la cortina de la noche se reflejan tus miradas, brillos que me pierden como aquella estrella, conducto de los navegantes y que a mi me hace encallar en siempre tus bahías. Marinero Atlántico, templado a las grisáceas mareas, a las tormentas de grandes olas, a las saladas aguas congeladas que mantienen en hipotermia mi corazón, llego a tus costas con calidades que me derriten la memoria, donde hay mas alimentos que mis acostumbrados sueños de sardinas.

Dejé atrás las anclas para soltarme las amarras de esta vida que me tiene sujeto con grilletes de imposibilidades, las de todos, las de siempre. Pirata que aborda un barco que ya se hunde, viejo de ilusiones que no son ya posibles. Ajado mi rostro por las horas descubierto al sol, con el corazón resguardado en aquellas galeras como esclavo que venderé al llegar a puerto, esperando que no muera en este y cada viaje, le arrojo los desperdicios que yo no como, lo veo con desdén y con codicia y mi corazón me muestra sus labios blancos de resequedad, reventados por la sed del agua que ya mas no habrá de beber. Mi corazón, enfermo de escorbuto insanable. Insarnable memoria mía que no se desprende de sus costras...

Así, libero en tus aguas mi carga, en tus Pacíficas costas que me reciben cada noche, con otros climas, con otras bondades. Océanos que no esperaba descubrir, noche a noche tu estrella me guia hacía ti, de vuelta, de vuelta, siempre de vuelta. Siempre de vuelta.

Tras la cortina de la noche te tomo, desembarco en ti y beso las arenas que me reciben en tu garganta, veo los brillos de las Lunas con que sueñas, si, en tu mirada. Me amarro el alma a tus manos para que mi barca no escape y pueda zarpar mañana. Aquel esclavo que me mira receloso, odiándome porque me deleito en ti, en las nuevas Españas blancuras de tu carne y no le permito descender para igual que yo, maravillarse... Porque no tengo corazón para dejar que mi corazón te pruebe? Porque al amanecer no tendría suficientes fuerzas para arrastrarlo de nuevo a la oscura galera y colocarle los grilletes. Porque sé que lo dejaría escapar descalzo para que corra por todas tus islas y que comience a poblarte... Como no me atrevo a poblarte yo.

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