No es la esquina del mundo, ni tampoco el corazón herido. Es tu piel y la temperatura que se eleva, llevándose consigo mi razón. Perder el tacto de ti es perder la noción del tiempo y el espacio porque escapas a mi realidad.
No es internarse a ciegas para ser pasto de las llamas... Así, te recibo, así te tomo, y te bebo y te mezclo con mi sangre para marear y tratar de olvidar que no soy eterno, que los fantasmas me han pasado por encima. Así, pongo tu mirada en la copa de mi conciencia y olfateo su procedencia, enólogo de tu mirada, desentraño las cavas en las que ha dormido tu memoria, memoria... Me moría...
¿Como se desprende uno de la vida para estar desnudo? ¿Como se quita uno este látex de la piel que me esconde de lo que tengo por delante para vivir y sentir? ¿Dónde se detiene la vida... Dónde comienza uno a terminar de sentir?
Mi condición no es otra. Esto que me cubre no es sino el polvo invisible del paso de los años, esto que no te deja ver por completo de que, como, porque, es que así estoy hecho.
Desprenderme de todo sería la mas conveniente solución...
jueves 16 de septiembre de 2010
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