lunes, 25 de julio de 2011

Another Smoke Ball


Un semáforo en rojo. La imagen siempre es la misma, la calle tan sola y desalmada como Dios, el brillo salamandrino del pavimento. Recién llueve, cualquier camino se vuelve lomo de apestoso zorrillo, con su linea blanca y los costados de negro brilloso. Serpentea, serpentea y canta, serpentea y sube el volumen de "la voz". El abandono a flor de pulmón, la opresión en el pecho, la noche es, ó para los enamorados, ó para el hijo de Puta, pero no siempre puedes estar enamorado.
Un semáforo en rojo. La imagen siempre es la misma, el auto vestido de oscuridad y cromo, el solitario que transporta en kilómetros per hour su dolor, que sube el volumen y serpentea y canta, serpentea y canta, que baja el cristal y asoma los ojos para ver la Luna, que prende un cigarro en rojo fuego, sueños ámbar y verde espera, que truena la hierba, que jala y se alivia, que pisa el pedal a fondo en las madrugadas de huida. Que en la espera y a mitad de de la noche, planea otra huida. A veces la imaginaciòn se le escapa como otra bola de humo que no alcanza atrapar.
Un semáforo en verde. La imagen siempre es la misma, la gran bocanada al cigarro y ruge el auto como gato al que le pisaron la cola... Y como fiera dolorida corre, corre por su vida, porque no sabe que pasó, pero entre mas lejos, seguro, mejor.
Un cigarro en rojo y un punto carmesí en medio de la soledad de Dios. La imagen es siempre la misma. Otra bola de humo que se escapa y te calma, otra noche de vueltas sin fin. Lluvia que se suicida en el parabrisas, el atropello de las gotas, las luces centelleantes, caminos sin retorno, puentes a ninguna parte, sólo la linea blanca que serpentea, que serpentea y canta. Nada mas que la linea blanca, la infinita linea blanca que no puedes borrar.
Otra bola de humo en medio de esta soledad de Dios. Semáforo en rojo y ámbar de sueños, la imaginaciòn de la huida. Esta noche la lluvia arrastra lodo y dolor. Esta noche la lluvia y el cigarro lavaran los pasados, pero no la conciencia, que viaja siempre en el asiento de trasero y se te queda mirando muy fija è incomprensiblemente por el retrovisor... Y te pone nervioso y tienes ganas de encender otro cigarro en este semáforo en rojo, aventar hacia la noche otra bola de humo, antes de pisar la cola del acelerador.

martes 14 de abril de 2009

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