lunes, 7 de noviembre de 2011

Roots.


Corriendo por dentro, como miles de caballos por el desierto. Corriendo por dentro como ríos subterráneos de rojo intenso. Por dentro que nos llevamos tu y yo corriendo todo esto, todas mis noches, todas mis vidas y todas mis muertes.

No hay ya caso a seguir llevando esta manta de sueños que me cubren de tus fríos. El corazón se torna anhelo por alcanzarlo todo, por sentirlo todo y mis ojos que se elevan siempre demasiado alto, me llevan siempre a creer que las estrellas son alcanzables. Ahora las estrellas se escurren como luz entre los dedos que no saben aprehenderla.

Cortando los túneles más secretos de mis brazos, esos que nos llevan a todo lo largo hasta mis pies descalzos. Por ellos caemos riendo y llorando, peleando y jugando, hundiéndonos, hiriéndonos y volando, nadando en ese sueño líquido de mi sangre que ahora cortamos. Que fuera de mi, veo diferente, ya sin brillo, ya sin su movimiento vivo. Ahora lucimos envueltos de ella, como ennegrecida, vestida de un extraño luto… Mi mano, como buque abandonado en la costa, flota con la proa de sus dedos hacia arriba. Y te veo escapando… Escapando… Escapando… Envuelta en ese negro manto, mi corazón es ahora hemorragia de ti que mana como la tinta del calamar lastimado. Escapando haces de la claridad del agua un jardín secreto que huele a noche y naufragios… Y ya viene poco a poco la noche, la noche de terciopelo sin sus miles de clavos brillando.

Escapando, los túneles de mis brazos te dan la libertad de la herida. Para cuando me encuentren, la noche habrá caído para siempre. Para cuando me encuentre tu ya estarás muy lejos de aquí, corriendo, escapando disfrazada de tinta de calamar cortado. No más en tus ojos el reflejo de este correr maldito que nos ha traicionado… Por fin veré tu libertad con los ojos cerrados.

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