lunes, 19 de diciembre de 2011

The Saddest Of Nights


Muda la boca, sonríe. Ya no sabe como decirte que todo se torna demasiado gris para hacerlo llevadero, y las letras se le acabaron a mi lengua para decirte que así no es como tenía pintadas en mis cavernas las rupestres imágenes de la felicidad.

Callado en medio de las noches, permanecer rodeado de silencio, mudo, sin risas, sin miradas, sin escuchar nada más que el avance de las madrugadas y sus ruidos. Pasar la noche en vela imaginando historias, cosas, cualquier cosa que mate el tiempo mientras que mi brazo cruza por debajo de tu cabeza y permanezco en soledad. Cualquier cosa, hasta quedar dormido siempre cerca del amanecer.

A veces me platico a mi mismo acerca de los tiempos que no me tocó ver, de esos tiempos que desconozco pero que como se me antojan. Otras veces, me digo que todo está bien, que los latidos de mi corazón jamás habrán de detenerse, que jamás mi cerebro habrá de traicionarme durmiendo para siempre antes que yo. Las menos, me digo que este ruido imperceptible todas las noches no es el del cáncer que me corroe y yo sin saber...

Que corto es el tiempo, que mísera es la orden de que dure tan poco la vida. Que angustia me invade cuando escucho como el tiempo escurre como una gota de la llave que se tira... Se siente que en esa pequeña pero constante fuga, se escapa la vida. Una gota que cae y el segundero de mi reloj, son el ancla de mi insomnio. Que corta es la vida para pasarla con los ojos cerrados viviendo en mundos que no son este mundo. Si duermo, no sueño, o sueño poco. Ya me perderé en otros mundos cuando duerma eternamente.

No entiendo la calma de los que duermen, no entiendo la aceptación de las cosas con esa humildad y parsimonia. No entiendo como duermes mientras la vida se nos escurre de las manos, como segundo a segundo se fuga para siempre en instantes que nunca volverán. No entiendo la absoluta calma de tu respirar mientras vivimos a la expectativa de confiar que seguiremos aquí mientras ese pedazo de carne bestia que sólo late, no nos falle, no entiendo como no pasamos noches enteras viviéndonos y devorando el poco tiempo que nos han regalado, no entiendo como cierras los ojos y desapareces quien sabe donde, confiando en que ese intestino absurdo y enrollado que tengo por cerebro no se duerme antes y para siempre. No entiendo como no te despierta a media noche el corroer de un cáncer cualquiera que me invade.

No me gusta tu sueño. No me gusta porque es cuando no se donde estas verdaderamente. Y ya no sé como decirte, si cuando estés dormida o cuando estés despierta, que ya no sé como decirte que las noches me consumen y me asfixian, que es en las noches cuando suelo perderme y cavilar todas las cosas que hago siempre en mi vida, que son estupideces o locuras. Ya no sé como decirte que cuando me quedo mudo por las noches, en lo solitario, me vienen a la mente cosas, ideas que al corazón le hacen daño. Ya no se como decirte que es en las noches cuando mi alma se hecha a andar y que te saca ya mucha ventaja, que en tu andar del día, ya no la alcanzas. Ya no sé como decirte que soy como una barca vieja que se va cuando llega en las noches la Luna y se la lleva dentro la marea alta... Ya no sé como decirte que tu sueño es una puñalada.

Ya no se, de verdad como decirte en medio del día, que no entiendo como puedes dormir con esa calma confiando en que cuando despiertes, todo seguirá igual, que hay cosas que suceden cuando todo está en calma, que no entiendo como puedes dormir, como si estuvieras segura de que al despertar, no habremos, alguno de los dos, desaparecido para siempre...

No hay comentarios: