domingo, 7 de octubre de 2012

No Hope.


Se desvanecen en mis manos estas ansias por tenerte y dentro de ti saber que podría vivir cien años mas. Se desvanecen cada mañana los sueños al despertar y saber que hoy es solo otro día mas. Sin Paz. Se desvanecen en mis entrañas las arenas gastadas del tiempo que nunca podemos alcanzar y molemos cada grano con estas prisas mordiéndolos con reclamos indisolubles en llanto, y se nos van cubriendo de polvo las ganas.

Despertar cada amanecer con este vacío y estas ganas de no poderlo lograr. Esperar día tras día con la paciencia del caracol en el fondo del mar, del caparazón vacío de la tortuga, a que esto que necesito tanto pueda llegar. Desear ver, sentir, escuchar, tocar, alcanzar, fugar, imaginar escapar, vibrar con cada canción que es un estruendo en el alma, decir en silencio sin tener que explicar lo que siento, con esas imágenes en blanco y negro. Hacerlo diferente a como ha sido siempre, en esta soledad que, no me culpes, a cualquiera carcome.

Llenar tu vaso para embriagarnos juntos es lo que necesito, para sonreír y llorar contigo la existencia que nos consume. Solo eso pido alguna noche que no llegará porque es imposible. Subir el volumen a tope y verte a los ojos, que me digan tus ojos que es lo que estas sintiendo y con suerte, es lo mismo que estoy sintiendo. Callar cuando la luz se apague y en esa oscuridad y silencio entendernos, sin tener que leernos las manos como gitanos desconfiados. Soñar que todo llegará tarde o temprano, que juntos salvaremos el hueco del tiempo y sus costillas rotas, que los dos nos metimos juntos en un mal sueño. El que despierte primero, salvará el alma de su compañero.

Se desvanecen los logros y la espera. Porque sabrás que siempre llega el momento que no tienes tiempo, ni esperanzas.

Se desvanecen en un suspiro todos los futuros posibles y regreso al presente que arde. Montado en la frialdad de un solo cuadro, entiendo que no hay alma que junto a mi cabalgue. Y siempre ese péndulo infinito, circular que me lleva lejos siempre a donde me engaño creyendo que de esa manera el tiempo no podrá darme alcance. Me desvanezco de mi mismo para sembrar de nuevo el corazón en mi carne. Me desvanezco en silencio y mis ojos se pierden en horizontes inalcanzables. Sol de frías tardes... Un solo ruido, constante: El polvo de los sueños masticados con negra carne.


Permanecer perdido y alejado, con la voz de lo que dices, ya demasiado tarde. Dejar sembrada la duda de las cosas, las preguntas que me hice y respondí alguna vez, lo aprendido y lo olvidado lo perdonado y lo soñado. Esas son las necesidades de esta maldita edad que me persigue, de estas ganas de pertenecer porque ya sé ser. Me construí hasta el día de hoy, cada día, para tenerlo todo y entregarlo todo, para botarme dentro de ti para siempre como el moustroso buque que tardó todos mis años en el astillero de la carne y el alma y ahora suelta sus amarras, en el mar de tu existencia que se desvanece... En mis manos se desvanece.

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